1Nacido en Altar, Sonora, Enrique Serrano Escobar es un juarense neto; llegó con 15 días de vida a la frontera. Ahora, ya con la edad suficiente para tener su pensión del Bienestar, regresa a la política, que es una vocación temprana. Muy joven incursionó en ella bajo el amparo del empresario Jaime Bermúdez, quien, en las manipuladas elecciones de 1986, resultó alcalde de Juárez, básicamente por orden del presidente Miguel de la Madrid, quien, en palabras llanas, habría dicho algo parecido a: “Usted lo hizo (a Pancho Barrio), usted lo deshace”. El caso es que Enrique Serrano tuvo su primer puesto político ya acercándose a los treinta años, como secretario particular del alcalde Bermúdez Cuarón, quien al poco tiempo lo llevó a la Oficialía Mayor. Ahí terminó su primera incursión en política, que coincidió con los cuatro triunfos consecutivos del PAN en las elecciones municipales. Enrique optó entonces, también bajo el cobijo de don Jaime, por iniciarse como empresario en el área de restaurantes y bares Joven de clase media/media, tuvo la oportunidad de realizar dos carreras de manera simultánea: Economía en la UACJ y Ciencias Políticas en la UACH. Se le recuerda como un estudiante flacucho, de pelo largo y desabrido. Sigue desabrido.
2Muy entregado al trabajo en la venta de comida, tuvo éxito por su arduo esfuerzo. De hecho, siendo el propietario, parecía el jefe de meseros de “Viva México”, un restaurante exitoso y longevo. Su vocación política resurgió en sus años estudiantiles y, recién cumplidos los 21 años, ingresó formalmente al PRI, partido del que ahora se marcha de manera informal, para ingresar al PAN gracias a Maru Campos y, probablemente, con el empujón de Adriana Terrazas. Esta última, sedicente morenista, actualmente representa al gobierno de Maru Campos en la Ciudad de México. Luego de su periodo como restaurantero, y coincidiendo con el regreso del PRI al poder en Ciudad Juárez en 2006, se postuló para una diputación federal. Fue en la Cámara donde trató y se hizo gran amigo de César Duarte, quien sustituyó a Bermúdez como su padrino político. Entre 2006 y 2009, su futuro político se definió al ligarse fuertemente con Duarte Jáquez, quien vio algo en él. Duarte lo llevó a liderar el Congreso local y, posteriormente, a la presidencia municipal de Ciudad Juárez. De su periodo como alcalde, este columnista no recuerda ningún hecho u obra pública sobresaliente, ni tampoco acciones censurables. Fue un alcalde desabrido.
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